La nueva posición se adoptó a finales de enero y clasifica las bonificaciones como parte de los ingresos netos del juego, base para calcular el impuesto sobre las apuestas.

Forma parte de la estrategia comercial de las casas de apuestas conceder créditos promocionales que sirvan de «prueba» para un principiante.

Algunas plataformas, por ejemplo, también ofrecen esta bonificación en los cumpleaños de sus clientes como regalo.

Si los apostantes utilizan el crédito y pierden, la plataforma no obtiene nada y recupera el dinero depositado. Si ganan, sin embargo, el bono se convierte en un coste, no en un ingreso, ya que ha salido de la caja de la empresa, dicen las compañías.

Bajo condición de anonimato, los ejecutivos del sector consideran que la medida es un intento desesperado del Gobierno de recaudar ingresos para cumplir con el ajuste fiscal que exige el mercado. Dicen que no hay base legal para este gravamen, que no está previsto en la regulación de las apuestas.

Al ser contactada, la Secretaría de Apuestas y Premios dijo que había publicado la nota técnica con el objetivo de aumentar la seguridad jurídica, la previsibilidad, la protección de los apostadores y el interés público. Dijo que las «cuestiones del sector serán evaluadas, siempre con atención a las disposiciones de la legislación y reglamentación».

En la nota, la secretaría justifica el impuesto diciendo que estos créditos promocionales son una forma de incentivo financiero directo para las apuestas, ya que su único objetivo es este tipo de operación.

Sin el impuesto, argumenta la secretaría, podría haber un incentivo [para apostar] por encima de lo que pretende la regulación, «especialmente si tenemos en cuenta la importancia de las acciones para promover el juego responsable», dice la nota técnica.

Por Stéfanie Rigamonti